CEFALEA

    Cefalea es el quinto cuento que aparece dentro del libro Bestiaro (1951) del escritor argentino Julio Cortázar. En este cuento tenemos otro caso de un relato dentro del género del realismo mágico. Contado en primera persona, el relato nos presenta un grupo de personas que se dedican al cuidado de mancuspias para su subsistencia y los obstáculos que ante ello se les presentan en un determinado momento. La mancuspia es un animal fantástico inventado por Cortázar para este cuento. Podemos decir que estos animales requieren de cuidados muy extremos, se alimentan de avena malteada, tendrían dientes, por lo que no serían aves, aunque a sus crían se las llama pichones, tendrían patas y orejas similiares a las de los conejos por donde se facilita sujetarlas, tienen una piel delicada y una pelusa que se eriza y que en determinadas épocas del año es necesario esquilar. Además, una característica de estos animales que resulta muy relevante para el cuento es que su crianza está muy mal vista por la sociedad debido a los efectos nocivos que estos animales producen en la salud humana. Esto justifica muchas cosas, como el hecho de que este criadero esté ubicado muy lejos de la ciudad, que estas personas no tengan contacto con la gente y, por último, que estos personajes sufran fuertes dolores de cabeza.

    En este relato hay una fuerte presencia de técnicas propias de la medicina homeopática para detener o aliviar las cefaleas. Se puede hacer una larga lista con las distintas menciones de preparados que los personajes toman para sus dolores de cabeza: Acontium, Bryonia, Nux Vomica, Phosphorus, Camphora monobromata, Natrum muriaticum, Onosmodium, Silica, Dulcamara, Glonoinum, Cannabis indica, Pulsatilla, Petroleum, Cyclamen, Belladona, Apis y Crotalus cascavella, uff... Tantos nombres en latín más la presencia de estas extrañas criaturas causantes de cefalea hacen de este cuento, a mi parecer, un verdadero representante del tipo de cosas que esperamos encontrar en un bestiario.