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EDIPO REY


Edipo Rey es una obra de teatro clásica escrita por el poeta trágico Sófocles. Si esta no es su obra maestra, objetivamente al menos ha de ser aceptada como la que ha tenido mayor repercusión en nuestro mundo contemporáneo, como así la tuvo en su época. Aristóteles la menciona y analiza en varios momentos en su poética, generalmente usándola de ejemplo en las contraposiciones que formula entre la obra trágica de Sófocles y la de otros autores como Eurípides o Aristófanes. Si bien no se tiene conocimiento respecto a la fecha exacta en que fue escrita esta obra, se piensa que su creación está datada en los años posteriores al 430 a.C.

La obra tiene como protagonista a Edipo, un hombre que se ha hecho con el poder de la ciudad de Tebas tras haber sorteado a la Esfinge y liberado a la ciudad de sus yugos. Edipo se casa con Yocasta, la viuda del Rey de Tebas que ha sido asesinado sorpresivamente, con quien tiene cuatro hijos: Etéocles, Polínices, Antígona e Ismene. Cuando de repente la ciudad se ve azotada por una peste que trae muertes y hambruna, un sacerdote de Apolo le dice a Edipo que con este castigo los dioses reclaman justicia por la muerte de Layo, el anterior rey de Tebas. Es por esto que Edipo manda a su cuñado Creonte a buscar al responsable y este vuelve con Tiresias, un ciego vidente que le dice que el culpable de esa muerte fue él mismo, Edipo. Edipo se enfurece porque cree que esta acusación es una conspiración en su contra de parte de Creonte. En esta disputa entra Yocasta, con quien Edipo y el pueblo descubrirán muy pronto que sus males se deben a una terrible maldición que desde su nacimiento ha caído sobre Edipo y su familia.

La maldición de Edipo, que fue revelada por un oráculo al momento de su nacimiento, decía que al crecer éste asesinaría a su padre y se quedaría con su trono y el amor de su esposa. Para evitar que esto sucediese, e intentando sortear lo predispuesto por los dioses, Layo decide mandar a sus criados a que maten al niño. Lejos de cumplir con esta orden, uno de ellos decide entregarlo a la familia real de Corinto, Pólibo y Mérope, quienes no podían concebir hijos, para que lo criaran. Una vez que Edipo se hace mayor, un ciudadano le revela que él no es hijo de su padre Pólibo por lo que decide consultar con un oráculo acerca de la verdad de esta afirmación, pero la respuesta del oráculo no responde a su pregunta, sino que más bien le dice lo que en su destino está escrito desde su nacimiento. Para evitar cometer parricidio (y en su caso regicidio) e incesto, Edipo se marcha de Corinto y emprende un viaje donde se cruza con Layo, su verdadero padre.

Desde el auge del psicoanálisis la leyenda de Edipo, que nosotros conocemos a modo de tragedia, cobró relevancia para el mundo contemporáneo gracias a la resignificación que se le dio mediante el denominado complejo de Edipo, el complejo inconsciente de emociones y sentimientos que en una etapa de su vida los niños desarrollan para con sus padres: deseos amorosos hacia la madre y actitudes hostiles para con el padre.

El mensaje claro que se dice que transmiten esta y las demás obras de Sófocles [para más véase Edipo en Colono y Antígona] es el carácter de irrevocabilidad que tiene el destino cuando es impuesto por los mismos dioses. Sin embargo, yo soy particularmente de la opinión de que no ha de ser tan así. Edipo Rey culmina con su protagonista arrancándose los ojos, como símbolo de aquello que él no quiso ver. Y es interesante cómo se remarca en estas obras el hecho de que los protagonistas se convencen de que hay algo que no quisieron ver, y no que hay algo que en realidad no puedieron o no debían ver. Por este convencimiento tormentoso también es que se quita la vida Yocasta. El orgullo juega un papel muy importante dentro de esta ceguera, y es un elemento que compete mucho al ego de los personajes, por lo que solo basta cambiar de actitud y disponerse a ver lo que hay para intentar cambiar lo que ocurrirá; por lo menos ese es el mensaje que personalmente siento que me transmite la tragedia griega.

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