LAS BABAS DEL DIABLO
Las babas del diablo es el tercer cuento del libro Las armas secretas (1959) del escritor argentino Julio Cortázar.
Un aficionado toma una fotografía en una plaza de Francia a una pareja que conversa a metros de él: un joven con apariencia temerosa y una mujer algo mayor en una actitud sospechosa. Cuando esta se percata de que le han tomado una foto, se acerca a este hombre y le reclama la cámara con la foto, a lo que se suma un hombre que baja de un auto que se encontraba estacionado cerca y la inmediata desaparición del joven que huye aprovechando la situación. El fotógrafo logra evadir la disputa negándose a entregar la foto y yéndose. El hecho de haber sido partícipe de una situación bastante confusa, de haber plasmado para siempre en una imagen una realidad con la que puede conjeturar bastante poco, hace que este hombre revele esa foto y la cuelgue en la pared de su departamento para poder observarla. Lo que sigue en el cuento a continuación, he de tener que dejarlo en suspenso para que sea el propio lector el que saque conclusiones al respecto de qué es lo que realmente sucede en ese momento.
En este cuento, Cortázar rompe con el tipo de relato que venía presentando en el libro. Cartas de mamá y Los buenos servicios venían siendo cuentos en primera persona donde la esencia del relato estaba en el contenido y su interpretación más que en su escritura y presentación. Pero en Las babas, Cortázar tiene otras intenciones y otro modo de exponer los hechos. El narrador es el fotógrafo, de eso no hay dudas, pero por momentos la primera persona se convierte en tercera y el "yo" se convierte en "él" (Michel), aunque el sujeto sigue siendo el mismo. Además, el juego que Cortázar pretende que el lector siga involucra mucho el uso de las imágenes, inevitablemente entremezcladas con las palabras. No siempre es fácil representar en palabras determinadas imágenes ni a la inversa, y es esto lo que Cortázar explota en este cuento. El hecho de que el protagonista sea un fotógrafo y que el elemento que desencadena la serie de hechos de relevancia para el cuento sea una fotografía no es un hecho aislado. A pesar de tener la foto de aquel momento, aún así hay algo que este hombre no puede saber de la realidad que tiene en frente, que observa y aún así no puede ver.
Otro elemento relevante es la muerte, que está pero no está. Ya desde el principio al lector le toca esgrimir alguna sospecha en torno a cuál es el estado en el que se encuentra el narrador.
Las babas del diablo (o el hilo de la Virgen) es el nombre que se le suele dar a una telaraña
muy fina que se desprende fácilmente con el soplo del viento, y que en el cuento haría referencia a la huida del joven, que en realidad han de ser dos: la que mencioné y otra más cerca del final, en esa escena tan confusa como atrapante que obliga al lector releer más de una vez el cuento o ciertas escenas. Personalmente, tras leer este relato, me quedó una sensación que ahora supongo fue la intención de Cortázar: hacer que el lector se sintiera impotente como el protagonista, que tiene la imagen en frente, clara y concisa, pero no termina de atar cabos sino hasta que ya es demasiado tarde.

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