EL CRIMEN DE LORD ARTHUR SAVILLE
Este cuento, escrito por el escritor, poeta y dramaturgo Oscar Wilde, fue publicado en el año 1891 dentro del libro El crimen de lord Arthur Saville y otras historias (Lord Arthur Saville's crime and other stories). Dentro de este libro se incluían, además, los cuentos El fantasma de Canterville, La esfinge sin secretos, El modelo millonario y El retrato del señor W. H. (este último incluído en ediciones posteriores).
La historia de este relato se centra en el crimen que lord Arthur Saville comete a causa del presagio que recibe de un quiromántico en la lectura de su mano. El conflicto central del cuento está en que Saville está a poco tiempo de casarse y, una vez enterado de que su destinó estará marcado por un asesinato cometido por él, teme arruinar su matrimonio. Es por esto que decide suspender su casamiento para alejarse de su prometida y cumplir con su destino lejos de ella. Sin embargo, suceden varios intentos de asesinato frustrados por parte de Saville, lo que le inquieta y atrasa su boda. Por último, en el momento en que cree que su suerte está echada y que todo pasará como deba pasar y no como él decida, su destino presagiado se cumple de un momento a otro. Lord Arthur Saville consigue el matrimonio que quería y la ciencia quiromántica se gana sus respetos.
El crimen de lord Arthur Saville es el mejor de los cuentos que he leído en esta recopilación de cinco que conseguí en una edición de Agebe. La mezcla del fatalismo con el género policial atrapan hasta la última página puesto que el lector no solo no sabe cuál será el desenlace de la historia, sino que en el camino ya barajó como mínimos tres posibilidades diferentes. La razón por la que las posibilidades son variadas no es en este caso por saber quién fue el asesino, sino, por el contrario, quién la víctima. Además, si realmente habrá una vítcima, puesto que el autor está en todo su derecho de respetar el presagio dado a su personaje o de tirarlo por la borda junto con la exitencia misma del fatalismo.
Se me van los dedos por escribir el inesperado final del cuento, sin embargo decidí ser bueno (o malo) y hacer que el lector traslade su curiosidad al mismo.
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